viernes, 13 de abril de 2012

HOMO DEI ( I )


Cuando el anochecer es apacible y se respira este aire fragante y húmedo de primavera, vuelvo mi vista hacia la Naturaleza. Y al igual que con este tiempo hay quien piensa en salir a coger setas, caracoles o a tomar una paella debajo de un árbol si el día es soleado, yo al caer la tarde agarro el coche y me voy a las áreas de descanso más asilvestradas de los contornos, para ver si tengo suerte.
Este día en concreto, tras una temperatura extremadamente suave, se derrumba en un atardecer rosa y azul mezclados como si un pintor hubiese revuelto los colores sobre la paleta antes de aplicarlos allí arriba, mientras en los pequeños árboles que rodean el lugar cuchichean los pájaros de esa forma en que lo hacen justo antes de dormir, como si estuviesen contándose los unos a los otros como ha ido la jornada.
He estado hasta las siete de la tarde en el trabajo tras una minúscula pausa al mediodía para un pincho y un café, estoy agotado y en parte por eso pienso que si paso media hora aquí sobre sentado sobre el capó del coche haciendo nada más que ver anochecer y escuchando los grillos, no será un tiempo mal empleado.
Pero el diablo vela por mi, y no llevo ni un cuarto de hora cuando un cochecillo destartalado aparca en la otra punta y se queda ahí con el motor ronroneando como en espera de que alguien se acerque a decirle algo.
Yo, claro, me acerco sin prisa, apoyo un codo sobre la ventanilla del conductor y con la otra mano golpeo el cristal suavemente gritando "¡hola!"
Al abrirse la puerta veo a un tipo de unos treinta y tantos, regordete, con el pelo muy corto y una hermosa barba bien arreglada. Lleva un jersey de lana, unos pantalones vaqueros y a pesar de que no le quedan muy  ceñidos se aprecia claramente que esta empalmado ( y bien dotado!!! ). También, al verlo los ojos demasiado brillantes, el sudor en la frente y el temblor en las manos, se nota que está muy nervioso.
Sopeso por un momento la posibilidad de agarrarle el paquete diciendo que con mucho menos que eso otros se sentirían muy seguros, pero me decanto por el lado sensible, sonrío como si no hubiese visto esa descarada erección y digo
"que tal. quieres ir a algun sitio?"
Me rasco un poco la entrepierna por aquello de crear atmósfera y el tío me agarra el culo todo loco y empieza a gemir mientras restriega la mejilla contra mi bragueta.
"eh-eh, chico, no me voy a ningún lado, tranquilo. Acabas de salir de la cárcel o algo así?"
Creo que mi interlocutor está dispuesto a comérmela ahí mismo sin esperar a más, pero de pronto otro par de coches entran en el área y se aparta de un salto.
"quieres ir a un sitio donde estemos más tranquilos" dice en voz baja.
"vale, cojo mi coche y te sigo"
"no, deja el coche aquí, yo te llevo"
No me suele gustar quedar en manos de un desconocido pero creo que yo soy más fuerte que este así que voy hasta mi coche, dejo el cierre echado y me coloco de copiloto en su tartana.
"ahora bueno, te voy a pedir que no te asustes, ¿vale?" me dice y a continuación, mientras me agarra la polla por encima del pantalón, susurra "¿eres un hombre religioso?"
..entonces todas las piezas encajan: la ropa poco afortunada, la cara de susto, el deseo de anonimato, esa imagen de una virgen de los Dolores en el salpicadero...este tío es cura!!!
El Señor ha escuchado mis súplicas. Siempre desee montármelo con uno, solo me falta saber si accederá a hacerlo con la sotana arremangada hasta la cintura y delante del altar mayor...

...por lo visto profanar el espacio sagrado con actos impuros queda descartado, pero montárselo conmigo con la sotana puesta sí puede hacerlo, añadiendo con cara un poco de aburrimiento "si vieras la cantidad de salidos que me piden hacerlo con el uniforme puesto. Como mucho te permito una mamada en la sacristia, pero el resto me gustaría hacerlo en la cama como todo el mundo y no a cuatro patas entre dos filas de bancos con un frio que pela."
El HombredeDios enseguida se arrodilla ante mi cuando entramos por la puerta de atrás a lo que me supongo es la sacristía y que es una mezcla de despacho, santos en procesos de restauración, hábitos para las distintas celebraciones colgados de perchas y un excitante aroma a incienso.
"No" le digo "ve y ponte el uniforme, y luego seguimos en este mismo punto."
No se va a ningún sitio, se quita el jersey y el vaquero alli mismo luciendo un tipo "bear" bastante atractivo con un torso velludo y una encantadora barriga, después se calza lo que me supongo es la sotana y entonces, componiendo un gesto lascivo, se manosea por ahí abajo y susurrra
"es así como te gusta, ¿verdad, pecador?"
Es más bajito que yo así que le levanto sentándole en la mesa, le remango los faldones hasta encima del ombligo y me deleito en el ejercicio de comerle esa hermosa polla. HombredeDios lanza unos gritos que supongo deben estar haciendose santiguar a todas las ancianas de las cercanías, "si siempre es así, me río yo de la discreción" me digo. Pero cuando observo que él está a punto de correrse sorprendentemente rápido me pongo de pie, le doy la vuelta y dejando su trasero peludo al aire anuncio:
"ahora, un poco de penitencia"
y con poco más que un golpe de saliva empiezo a follarme a HombredeDios, preocupado por si semejantes gritos no terminarán por hacer presentarse a la Guardia Civil.
"AUUH QUE EL CIELO ME PERDONE PERO ESTO ES UNA PASADAAA" chilla y se corre aparatosamente sobre un montón de documentos que espero por su bien no sean importantes.
Yo le volteo una vez más y termino de correrme sobre su barriga, para mayor gloria me supongo que nada más que de mi mismo.
Luego espero que me suba al prometido colchón a seguir con la faena pero el HombredeDios suele ser así, se muestra devorado por el arrepentimiento una vez que se ha deshecho de la calentura y me hace vestirme para llevarme al área a coger mi coche.
"Tenemos que rezar mucho" sisea aferrado al volante conduciendo por esa microcarretera por lo menos a 120 "tu no tienes culpa, ¿sabes? he sido yo quien te ha inducido al pecado, yo tendría que saber lo que no se puede hacer, la responsabilidad es toda mía, toda mía, toda mía..."
"bueno pues no te confieses todavía y mañana repetimos, jaja" digo yo más por hacerle reirse que por otra cosa pero él levanta una ceja, me mira de arriba a abajo y contesta olvidado el fervor bíblico
"¿en serio? no tienes pinta de necesitar arreglar citas con nadie para echar un polvo...¿tanto te pone follarte a un cura?"
No me gustó ese lamentarse primero por el pecado cometido y luego adoptar ese tono un tanto moralista y reprobador conmigo.
"No te preocupes por mi, yo no tengo conciencia de pecado en esto de compartir un rato de sexo dos adultos conscientes de lo que están haciendo, pero si tu te sientes mal, ve a tu confesor" luego le doy un pellizco suave en la polla por encima del pantalón y añado guiñándole un ojo "pero no olvides el propósito de enmienda"...

Cuando me marcho no queda rastro de claridad en el cielo y en cambio el firmamento es oscuro y estrellado.

No sé porqué, pero creo que volveré a saber de HombredeDios...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El depredador agradecerá su valoración...