viernes, 11 de mayo de 2012

HOMO MARTYRES



Durante un tiempo indeterminado, el mundo se sumerge en una niebla plateada y roja.

Sobre todo roja.

Surgiendo de esa niebla veo imágenes borrosas: sábanas blancas empapadas de sangre y MaridoPerfecto sujetando entre sus manos algo que parece un calcetín estrujado gritando, con salpicaduras de un líquido oscuro en el rostro.

"TE VAS A PONER BIEN...NO TE MUERAS, ¿VALE?"

Una parte de mi cerebro más prudente que yo mismo decide bajar los interruptores, apagar las luces y decir "hasta aquí llegó la fiesta, señores, hoy no servimos más".

En otro momento ilocalizable en el tiempo:

Abro los ojos sintiendo como si por mis venas circulase puré de guisantes en vez de lo habitual porque me despierta la sensación como si alguien hubiese dejado una plancha encendida encima de mis huevos.
Todo lo que encuentro es un inmenso rostro femenino recubierto de pelusilla rubia que en el labio superior se concentra formando un bigote más que evidente. El rostro luce una enorme sonrisa.

"Tranquilo, gorrioncito...Está usted en buenas manos..."

CerebroPrudente decide que aún es demasiado pronto para conectar y vuelve a dejar el chiringuito a oscuras. 

Cuando por fin recupero el suministro eléctrico encefálico, parece estar anocheciendo y no hay nadie en la habitación salvo esa enfermera monstruosamente grande de espaldas  revolviendo en una bandeja metálica y tarareando el "livin la vida loca". Algo en mi forma de respirar parece alertarla porque se vuelve y al ver mis ojos abiertos compone la misma sonrisa con la que no sé si he soñado.

"Estupendo, vamos volviendo al mundo...¿como se encuentra?...debería presentarme pero ya nos conocemos, le atendí también la vez que unos desaprensivos le patearon en un callejón, ¿se acuerda?...no sé que debería decirse, si que-pequeño-es-el-mundo o qué-mala-suerte-tiene-usted, ha-ha-ha..."

Quiero pedirle agua pero tengo los labios tan secos y la lengua tan pegada al paladar que no creo ser capaz de pronunciar palabra. SuperEnfermera me contempla con una mueca casi divertida y pregunta:

"¿Recuerda algo de lo que le pasó?"

Voy a responder que no, pero de pronto me asalta una imagen de SecreGordi agarrándome la polla con una mano y sosteniendo un cúter en la otra, y empiezo a lloriquear, incapaz de moverme.

"Ooooooooh, vamos, vamos, no se preocupe, chiquitín, ya veo que recuerda" canturrea SuperEnfermera dándome palmaditas en un carrillo "pero el hombre guapo de los ojos azules les trajo a tiempo a usted y a su...cosita, jijiji, y hemos logrado colocarla de nuevo en su sitio sin que se ponga de color negruzco y caiga al suelo, ya me entiende, jijiji. Una de sus...pelotitas no quedó muy bien parada y el cirujano creyó oportuno retirarla pero aparte de que la otra está perfectamente operativa, tengo entendido que ahí le han colocado una pequeña perita de goma invisible desde el exterior para q...ooooh cariño, ¿pero qué le pasa?"

CerebroPrudente ha considerado necesario otro apagón para asimilar el exceso de información. 

¿De donde cojones ha salido esa tía?...¿No ve que practicamente acaban de cortarme los huevos?...

Con el paso de los días el chollo del corte eléctrico cerebral deja de funcionar, las enfermeras no hacen más que sacudirme, levantarme, lavarme el culo y darme calditos para que me ponga en marcha digo yo que porque la sanidad pública no está para aguantar casos perdidos como el mio indefinidamente.

Una noche SuperEnfermera me pilla lloriqueando en la oscuridad y, tras emitir un sonido de cloqueo como si uno de sus pollos estuviese piando de frío, se sienta en la cama logrando que el colchón y mi anatomía basculemos peligrosamente hacia su organismo.
"Pero vamos, ratoncito, cuénteme qué le hace sentir así de mal. Aproveche porque mañana el doctor va a darle el alta sí o sí y tendrá que enfrentarse usted solo con el terrible mundo de ahí fuera"
Yo lloriqueo agitando la mano para que se largue porque desde luego lo que no me va a hacer sentir mejor es contarle a esa enfermera bigotuda que una de mis pelotas ha sido sustituida por una pera de goma y que mi en otro momento hermosa polla tiene la pinta de ser justo lo que es, es decir, una polla que han cortado por la mitad y que alguien ha remendado bastante chapuceramente. No le contaré que cada vez que la saco para hacer pis se me pone la carne de gallina, que no creo que nunca más pueda volver a echar un polvo con nadie, y que si esa es la vida que me va a tocar vivir prefiero morirme allí mismo y no salir y encima dar explicaciones.
"El atractivo caballero que trajo su...pajarito en un tupperware ha venido con regularidad a interesarse por usted, y otro pajarito pero de distinta calaña me ha dicho que mañana vendrá a buscarle con su coche y alguna cursilería de esas tan de chicas que les gustan a ustedes los chicos .. ¿no es adorable y romántico?"
Por mi mente pasa la imagen de MaridoPerfecto a cuatro patas delante mio apretando uno de mis huevos como si estuviese hinchando una colchoneta para que mi aparato recobre turgencia, y mi deseo instantáneo y primero es el de que un rayo me fulmine. Después comprendo que lo pertinente es organizar la huida, sin dar muestras a SuperEnfermea de lo que quiero hacer, claro.
"Quiero dormir" digo haciendo un puchero, y ella me contempla con esa gigantesca sonrisa beatífica.
"Pues claro. Ahora mismo la gran Helga se marcha, pero antes tiene que tomarse sus antibióticos. No queremos que esa colita empiece a supurar pus y tengamos que extirparla de raíz, ¿verdad?"
Me trago las pastillas y saco luego la lengua para demostrar que no hay nada ahí dentro, cosa que la hace reir a mandíbula batiente.
"¡Ha-ha-ha-ha!...estupendo, ha sido un chico muy bueno...ahora descanse, mañana tendrá un día con muchas emociones y le conviene tomar fuerzas, ¿de acuerdo?"
En cuanto se marcha apagando la luz tras de sí me incorporo como si alguien hubiese apretado un resorte y a pesar de sentir un ligero mareo al ponerme de pie, me encuentro en disposición de caminar. En mi habitación solo hay un armario y allí alguien ha dejado algo de mi ropa, me supongo que en previsión de mi inminente partida. Solo se me ocurre que pueda haber sido MaridoPerfecto y eso hace por un lado que se me encoja un poco el corazón en el pecho y por el otro sentir más deseos de poner cuanto antes distancia entre su persona y la mía. Me visto con cautela ( sobre todo a la hora de ponerme los calzoncillos ), después tal y como he visto hacer en las películas coloco unas mantas enrolladas bajo las sábanas para hacer creer si alguien se asoma durante la noche que estoy pacíficamente dormido.
Luego salgo de puntillas al pasillo, que se encuentra solo tenuemente iluminado y sin nadie a la vista. Camino en dirección contraria a donde se escucha el suave murmullo de las enfermeras y en unos segundos doy con con una puerta en la que un cartel dice "salida de emergencia".
Voy a parar a una escalerilla estrecha que corre haciendo zig-zag por la pared del edificio y separada de la noche nada más por una barandilla metálica. Hace un frío que pela y en el firmamento nocturno brilla una luna y unas estrellas que parecen congeladas, sin embargo de algún modo me infunden una mínima esperanza y recuperar también el deseo de vivir.

Al menos hasta el día siguiente.

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