domingo, 27 de mayo de 2012

COMMISARIUM POTENS


"Vaya, joder. Así que disfrutando de unas minivacaciones" masculla ComisarioPotente haciendo como que no ve la polla de Elvis aún goteante de leche recien salida de mi trasero.
"En realidad no son unas vacaciones, es una partida de cero" explico con naturalidad mientras intento recolocarme mis calzoncillos.
"aaaaaah,este novio tuyo, ¿verrdad?" me pregunta Elvis con preocupación,pero ComisarioPotente se encarga de aclarar sus dudas apresuradamente
"noooo, nada de novio. Yo policía"
Elvis frunce el ceño con un encantador gesto y sacude su dedo índice en mi dirección
"¿así que tu chico malo?....ahhhh, ya parecía demasiado bueno para ser verdad...echaré de menos a familia con ninios, ¿eh?"
"Estrictamente" aclara ComisarioPotente con una encantadora naturalidad que me sorprende teniendo en cuenta que nos ha visto dándonos por el culo hace escasos instantes "él no es el chico malo, pero está en el centro de...sucesos..."
"¿Suk-Cesos?" interrumpe Elvis enarcando las cejas dejándome con la duda de si fonéticamente eso querrá decir algo en alemán.
"SUCESOS" deletrea ComisarioPotente y a continuación me mira con ojos casi suplicantes y pregunta
"¿podemos hablar los dos, en privado y con la suficiente ropa encima?"

...solo con mucha insistencia y la promesa de que después trataré de explicarle toda la historia, podemos dejar a Elvis en su apartamento y pasar al mío, en donde ComisarioPotente y yo quedamos frente a frente cada uno a un lado de una mesita redonda con las manos cruzadas sobre el tablero.
Sonrío,sonríe y por fin dice
"No debería haberse ido sin decir nada, está involucrado en una investigación policial y además su abuelita se ha llevado un susto de muerte."
"Lo sé" respondo impertérrito "pero qué quiere, estoy un poco superado por las circunstancias."
"No crea que no me pongo en su lugar" dice revolviendo su pelo rubio pajizo de Robert Redford en sus mejores años "pero cojones, ya sé que no le dije nada pero me parece evidente que no puede largarse y desaparecer así. Si no fuese porque ha sido tan jilipollas como para andar tirando de su tarjeta de crédito para pagar el viaje y el alquiler de este sitio, le habríamos perdido la pista. Y siguen cargándose gente, joder. ¿No tiene usted conciencia humanitaria o algo así?"
"¿Más? ¿Quien ha sido ahora?"
"El dueño de la casa donde encontraron al hombre más mayor,el que estaba en el garaje. Con este pudieron repetir el número de la comida para gatos, esta vez en la habitación de una pensión cercana al bar de "ambiente" de la ciudad, donde la persona encargada de la recepción asegura reconocer su cara en compañía de las dos víctimas hace no mucho tiempo."
"¿Y le ha creido?" murmuré escéptico "Por ese antro pasan todos los homosexuales del casco urbano más pronto o más tarde. Es imposible que se acuerde de mi."
"Hum,lo siento, pero se acuerda, porque tanto el hombre de más edad como el "guaperas" como yo le llamo dejaban generosas propinas en la puerta cada vez que aparecían por allí, y recuerda su presencia con ellos dos al mismo tiempo como algo inusual." luego compone una sonrisa que no sé si definir como pícara y añade "parece que un trío de alguien con sus dos clientes de oro no entra dentro de lo acostumbrado".
Me hundo en la silla, cada vez más deprimido.
ComisarioPotente suspira como si estuviese indagando qué le ocurrió a su hijo en el patio del colegio y se inclina sobre la mesa
"Sé de sobra que usted no pudo estar en la mayoría de los sitios donde se han cargado a todos esos tíos, pero hay un vínculo entre todos ellos, y alguien tiene la manera de saberlo para seguir el rastro de sus relaciones y proceder en consecuencia. Y yo necesito saber eso. A quien le tiene usted al corriente de todos sus...aventuras...quien puede tener acceso a esa información, porque esos son los sospechosos y ahí está el culpable. ¿No quiere evitar más víctimas y más genitales masculinos convertidos en comida para gatos?"
Resoplo y aunque entiendo que tiene razón, me cuesta arrancar.
"Bueno...Hay un cuaderno..."
"¿Cuaderno?" exclama ComisarioPotente agarrándome por la muñeca y con su rostro tan cerca del mío que puedo apreciar el brillo de sus labios y el aroma de su piel que me recuerda a algún tipo de miel oscura y aromática.
"Sí, cuaderno. Hace unos cuantos meses se me ocurrió transcribir mis encuentros sexuales, por guardar memoria de ellos... " ComisarioPotente me soltó, se dejó caer sobre el respaldo y se llevo la mano a la boca con los ojos desorbitados "... en algún momento he dejado de saber donde se encuentra y creo que quien quiera que sea el que está haciendo esto, lo tiene y está sacando sus deducciones."
ComisarioPotente pasa un buen rato asimilando el asunto y rascándose un muslo agradablemente velludo, luego murmura
"Pero no puede ser posible. ¿Tantos datos pudo sacar de lo que usted escribió?"
"Comisario....esa es una ciudad muy pequeña. No somos tantos, y no es tan dificil que podamos conocernos."
Comisario está sudando ahora, saca una libreta y vuelve a agarrarme, ahora del antebrazo, con más brusquedad.
"Ahora necesito que hable...Quien estaba en ese cuaderno. Quien puede ser la siguiente víctima."
"Eh,  no soy ninguna fulana, tampoco tengo tanto curriculum" bufo, pero él se levanta de la silla, estrella mi mano contra la mesa y dice enfurecido
"si me hubiese contado esa mierda la primera vez, podríamos haber evitado que murieran más personas, ¿no le cabe eso en la cabeza?"
"No. He estado bastante entretenido pensando en sujetarme la polla con cuidado no sea que la agarre con demasiada fuerza al mear y se me caiga al suelo." contesto poniéndome de pie "yo soy otra puta víctima, no sé si te han cortado alguna vez el rabo y te lo han vuelto a coser pero esa experiencia te da pie a replantearte todas tus prioridades. Vete a la mierda, comisario, el que mata a la gente no soy yo, y no soy responsable de sus actos."
Me voy hasta la puerta del apartamento para abrirla e indicarle que se largue pero aunque me sigue hasta allí, no se mueve del umbral y coloca sus brazos a ambos lados de mi cabeza acorralándome contra la pared, para preguntarme en voz baja
"No me cuente su historia, solo cuénteme quien queda que podamos salvar."
"NO LO SÉ" chillo intentando zafarme de su pertinaz abrazo.
"Pase revista a los que ya han caido: El chico joven, el viejo, el chulo, ya son tres. Quien nos queda."
Trago saliva y siento ganas de llorar pero hago un esfuerzo para recordar.
"El chico del gimnasio...el cura....bueno, también conté lo del hijo de puta gracias al cual me llevé la paliza en el callejón...oh, y mi jefe, el que iba a irse en breve a Japón...no sé, ya no me acuerdo de qué conté allí y qué conté en el que llevo ahora."
ComisarioPotente queda en silencio un buen rato y, dado que no sale de mi, decide
"quizás sea buena idea que colabore conmigo para avisar a las posibles víctimas antes de que les ocurra lo que les ha ocurrido a los demás, ¿no?""
Yo solo pienso en como es posible que un día que empezó follando con Elvis pueda terminar convertido en algo como esto...

Evidentemente, no puedo decir mucho más de lo que puede conocer el asesino. Le digo el gimnasio donde sé que entrena Deportista, la iglesia donde ejerce HombredeDios y poco o nada sobre Hijoputa porque no sé nada de él.
"...también aparecía el compañero que se iba destinado a Japón, y por supuesto el marido de mi agresora. Pero me supongo que a ese ya le tendrán localizado, ¿verdad?"
ComisarioPotente ha tomado notas todo el rato, luego sin entretenerse un segundo se levanta de la silla
"Si tengo el menor problema para encontrar a cualquiera de ellos, voy a tener que hacerle volver" suelta muy serio "No podemos dejar que siga suelto el tipo que está haciendo esto, lo entiende, ¿verdad?"
Asiento en silencio y él se marcha sin decir nada.

Yo me tumbo boca abajo en el sofá y me quedo dormido creo que un instante después...

Cuando despierto Elvis se encuentra sentado a horcajadas sobre mi culo sujetando una botella de cava   rosado con una mano y apretando con la otra su miembro erecto contra la raja de mi trasero.
"Chico malo, mereces castigo, ¿eeeeh? no decirme nada de policía..." creo que escupe sobre su polla para a continuación frotarla contra mi culo antes de añadir "...y que machoooouuu el policia...¿te follaste alguna vez al policia, chico malo?"
A pesar de estar poniéndome cachondo, intento forzar un tono indignado para preguntar
"¿que cojones haces en mi casa? ¿como has entrado?"
"salté barandilla entre terrazas ya que tu y yo ya teníamos relación, recuerdas" dice riendo y pasándome ahora sus enormes testículos peludos por la base de mi espalda "...yo si recuerdo, que precioso culito, eeeh"
Pretendo formular algún tipo de protesta pero él coloca sus manos, una sobre cada una de mis nalgas, las masajea brevemente y después, abriendo el espacio entre ellas con ayuda de los pulgares, se inclina y empiezo a sentir, en el exiguo reducto que supongo queda a la vista, el roce de su bigote y una lengua gruesa y húmeda que comienza a subir, a bajar, a presionar, hasta hacerme dar brincos meneando el trasero sin el menor atisbo de dignidad.
"Follame" le digo sin contemplaciones.
Elvis sonríe ahí, desde la cumbre de mis nalgas.
"aaah,si fuera tan fásil, chico malo..."
Le veo chuparse uno de sus enormes dedos durante lo que parece una eternidad antes de metérmelo en el trasero logrando que la realidad implosione y se desdibuje luego un poco a mi alrededor.
No me gusta que mi grupa responda por si misma con esos movimientos poco meritorios y edificantes pero lo hace, a lo cual Elvis responde con una carcajada.
"Ha-ha-ha...te gusta, no preocuparte, me quedan otros cuatro y otro poco más..."
"¿CUATRO Y MAS?" quiero gritarle pero dedo-número-dos ya está acompañando a número uno, mis defensas saltan por los aires y cuando más tarde saca su puño de mi culo e introduce su polla para comenzar a follarme a un ritmo que solo puedo definir como de combate, llevo un buen rato rendido y solo puedo abrazarme a él con fuerza.
Elvis, follándome a ese ritmo marcial y con los ojos grises borrosos, se inclina, me besa y cuando los extremos de nuestras lenguas comienzan a rozarse, me corro entre los dos y él dentro de mi, sujetándome con una fuerza que por una parte duele pero por otra me hace sentir abrazado y protegido, antes de sumirme en una aterciopelada oscuridad...

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